En todo proceso de divorcio se debe contar con la necesaria asesoría legal

Asesoría legal para divorcios

El divorcio es un proceso legal que puede ser sencillo o complicado, dependiendo de las circunstancias que lo rodeen. En ambas situaciones, sin embargo, resulta necesaria la representación legal para finiquitar todos los detalles de este trámite lo más rápido posible, para así finalmente, poder comenzar un nuevo capítulo en la vida.

Las rupturas amorosas son una triste realidad, y muchas parejas, por más que lo intenten, no pueden escapar de ella. Y es que muchas veces, las dos personas simplemente no son tan compatibles como creían, o se presentan factores externos que culminan con la ruptura de la relación. Sea como sea, es un evento doloroso y lo único que se puede hacer es llevarlo de la mejor manera.

Superar la ruptura es más difícil todavía cuando la pareja ya había realizado la unión por matrimonio. No solo es más fuerte el duelo en cuanto a lo emocional, sino que se presentan ciertas situaciones legales que, en los casos más complicados, deben solucionarse frente a los tribunales.

El matrimonio, al ser un estado civil, debe disolverse mediante los canales legales. Es necesario pasar por el proceso de divorcio para conseguir volver a la soltería, redistribuir los bienes de forma equitativa y organizar la custodia de los hijos, en caso de tenerlos. Ambos cónyuges deben comprometerse con todos los términos, para así dar el divorcio por concluido.

Para un divorcio exitoso, se requiere una debida asistencia legal, pues se deben realizar una serie de trámites y gestiones para poder completar el proceso.  Además, muchas veces se pueden presentar desacuerdos entre los cónyuges sobre ciertos aspectos del divorcio, siendo necesaria la intervención de abogados que puedan aclarar las cosas hasta que ambas partes se sientan satisfechas.

Un buen despacho de abogados en Alcalá de Henares tiene la capacidad de tramitar todo lo relacionado con el proceso del divorcio, además de ofrecer soporte y asesoría para que la persona representada pueda conseguir su justa parte en la repartición realizada. Los servicios de un buen grupo de abogados, responsables y con un trato humano, serán bien recibidos durante el divorcio, pues ayudarán a aligerar la carga emocional que acompaña a este difícil proceso de separación.

Si es de mutuo acuerdo, mucho mejor

A la hora de llevar a cabo un divorcio, se pueden presentar una gran variedad de casos y obstáculos. Cada matrimonio es distinto, y la situación que los haya llevado al divorcio puede ser bastante complicada y difícil de resolver.

En los mejores casos, ambas partes estarán de acuerdo en dar por terminado el matrimonio. Aquí se llevará a cabo el llamado divorcio de mutuo acuerdo o divorcio express, que se puede realizar en apenas unos pocos días. Se realiza con el mutuo consentimiento de los cónyuges, quienes establecen de forma amistosa las condiciones del divorcio y la repartición de los bienes.

Sin embargo, en estos casos se sigue requiriendo la ayuda legal de un abogado, para asegurar que todo salga como se espera. Este profesional actuará como mediador, para que la pareja redacte el documento en el que se establezcan las condiciones del divorcio, explicando con detalle cómo se repartirá el dinero y cómo se dividirá la custodia infantil. Una vez terminado, solo quedará presentarlo frente a un juez o un notario público, para que así se ratifique formalmente el divorcio.

En algunos casos toca el divorcio contencioso

Lamentablemente, las cosas no siempre son tan sencillas. En muchos casos, uno de los cónyuges expresa su desacuerdo con las condiciones y reparticiones, por lo que se entra entonces en el llamado divorcio contencioso, un proceso largo y complicado, que debe realizarse frente a los tribunales.

En un divorcio contencioso, ambas partes deben contar con representación legal que defienda sus derechos frente a lo que pretenda la otra persona. Los conflictos suelen darse en torno a la custodia y/o manutención de los hijos, la repartición de bienes o en la razón del divorcio en sí, como por ejemplo, que uno de los cónyuges haya cometido adulterio.

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