Al menos mil personas han fallecido, mientras que unas 270 mil han conseguido escapar a Bangladesh, provenientes de Birmania. ¿La razón de este exilio? Son individuos pertenecientes a la etnia Rohingya, una minoría musulmana que es descrita como un pueblo «sin Estado», según declaraciones de la ONU.
A un año de su éxodo masivo a causa de la violencia militar en Myanmar, es muy poco el avance realizado para mejorar la condición de vida de estas personas, que se acumulan en condiciones deplorables en uno de los campos de refugiados más grandes del mundo.
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¿Quiénes son los Rohingya y por qué los persiguen?
Los Rohingya son un grupo étnico compuesto por al menos un millón de personas, que se concentra en la ciudad de Rakhine en Birmania, los cuales destacan por ser predominantemente musulmanes en un país donde se profesa el budismo.
El estado no los considera como ciudadanos y por lo tanto no tienen el reconocimiento ni la protección legal correspondiente y tampoco libertad de movimiento, lo que los convierte en una población vulnerable, siempre a expensas de recibir muestras de violencia militar y sin aliados en el continente.
Nadie sabe con precisión cuál es el origen de esta etnia, pero los líderes de la misma se reconocen como descendientes de comerciantes árabes, pero para el estado, son inmigrantes y se los trata con muestras de violencia que rompen con cualquier tratado internacional sobre derechos humanos, sin más apoyo que el del vecino Bangladesh, que ocasionalmente interviene.
El origen del conflicto data de 1942, cuando se enfrentaron a los budistas locales con el apoyo del Reino Unido. Se tratan de «Operaciones de limpieza» en las que por medio de ofensivas militares se agrede a esta etnia minoritaria y se niega el acceso a las organizaciones de ayuda humanitaria, a los medios de comunicación y cualquier otro observador independiente.
Cox Bazar: el mayor campo de refugiados del mundo
Tras su desplazamiento, los Rohingya se han concentrado en Cox Bazar en Bangladesh, considerado como el campo de refugiados más grande del mundo, en donde más de 270.000 personas conviven en situaciones precarias.
Agua potable, atención médica y comida, son las principales necesidades de este refugio donde el hacinamiento y malas condiciones sanitarias, de un territorio que hasta hace poco era selva, ha permitido la propagación de enfermedades como la difteria.
Por supuesto, los niños son los más vulnerables. En Cox Bazar se tienen cientos de casos de enfermedades de la piel, estrés postraumático, diarreas y problemas respiratorios a causa de la precariedad del lugar.
Abuso infantil y episodios de extrema violencia
Aún más preocupante para las organizaciones es la cantidad de episodios de violencia que han protagonizado niños y adolescentes, entre los que se incluyen abusos físicos y sexuales.
Esto, en combinación con la huida de su ciudad y en medio de una lamentable explosión de violencia, ha creado situaciones de estrés postraumático en gran parte de la población infantil del lugar.